Como es una costumbre en cada partido importante, en Días de Areco analizamos una por una la actuación individual de los protagonistas del clásico contemporáneo que tiene nuestro fútbol, que en esta oportunidad lo ganó Huracán por 3 a 1.
Huracán
Juan Cicarella (6): con poco trabajo y sin responsabilidad en el gol de Juan Bolea pero se notó que mejoró mucho en el juego aéreo, que sale a cortar los centros cruzados con mayor determinación.
Ramón Basombrío (7): su retornó le otorgó más seguridad a la marca en el lateral derecho porque tiene experiencia y jerarquía. Fue salida permanente cada vez que tuvo la oportunidad.
Ramiro Lavignole (8): firme de arriba, seguro de abajo, en el mano a mano donde ganó mucho más de lo que perdió y muy ordenado en la cueva. Una de las figuras del triunfo rojinegro.
Felipe Novillo (6): se vio claramente que su puesto natural es de marcador central y que rápidamente se entendió con Lavignole para ajustar los movimientos en la última línea. Casi sin fallas en la marca, útil en lo alto y sin complicarse con el balón en los pies.
Marcos Jové (6): cerró su punta con eficacia y cuando pudo se adelantó por la raya. Nunca da ventajas defensivas y cada día mejora más su juego.
Facundo Filipelli (7): en el mismo nivel que le vimos en 2022 cuando asomó en Primera pero con muchos partidos entre los mayores que le permiten aquilatar una experiencia importante. Con ritmo para subir y bajar por derecha como si fuera un pistón, fue muy importante en la presión que Huracán ejerció en la mediacancha.
Nicolás Mendizábal (8): otro que regresó tras la suspensión que se ganó en la final de la categoría Sub 20 y su presencia delante de la línea de 4 fue fundamental para fortalecer el bloque defensivo y para apuntalar a Joaquín Sills que iba a apretar lejos. Patrulló con acierto toda la zona central.
Joaquín Sills (7): con la espalda bien cubierta por Mendizábal fue a presionar alto pero con buena medida para calibrar el anticipo. Fue una pieza vital en el esquema de Rivero y administró la pelota y los tiempos del partido con criterio.
Pedro Basombrío (7): le agregó a su talento una dosis de sacrificio para recorrer toda la banda y colaborar con Jové en actitud defensiva. Cada vez que encaró por izquierda lastimó con su gambeta a toda carrera, vía por la que generó el segundo gol de la Plaza Gómez.
Marcos Camargo (8): con una enorme movilidad rotó por todo el frente de ataque, tapó la salida de San Patricio y jugó muy bien con la pelota en los pies. Solo le faltó el gol propio pero conforma una sociedad muy eficaz con Risso.
Tomás Risso (9): un goleador letal en una noche encendida. Implacable en la definición, generoso para colaborar con sus defensores en cada pelota parada y para darle una mano a los volantes. Picó con una pasmosa calma el penal que estableció el triunfo del Globo un puñado de minutos después del descuento de Bolea y con el centenario estadio Enrique Fitte ardiendo en llamas.
Valentín Griguelo (7): reemplazó a un cansado Filipelli y con aire y piernas frescas lastimó por el callejón del viejo número 8. Uno de sus piques terminó en el penal que Risso transformó en el 3 a 1.
San Patricio
Brian Rivello (6): no tuvo nada que hacer en los goles de Huracán. Después estuvo atento y seguro.
Pedro Cóncaro (5): Pedrito tiene ganas, fervor, quiere la camiseta y se las tuvo que ingeniar para enfrentar a Camargo, que es varios centímetros más grande, al menor de los Basombrío que picaba desde atrás y a Risso cuando se recostó por su sector.
Nicanor Basavilbaso (7): el capitán volvió tras una larga suspensión que lo dejó afuera del tramo final del Apertura y cumplió una destacada labor tanto en la cueva como cuando salió al descampado para contagiar fibra a sus compañeros para ir a buscar la igualdad que su equipo acarició por algunos contados momentos.
Renzo De Lellis (7): el joven zaguero debió lidiar con Risso y Camargo. Los aguantó bastante bien metiendo pierna fuerte, usando a fondo su físico, apelando a su gran a amor propio. Fue uno de los que vendió más cara la derrota.
Francisco Simionato (7): tal vez con dudas en el plano defensivo pero siempre empujó desde su lateral subiendo con la fuerza de un todo. Otro que no se dio por vencido.
Matías Pigretti (7): fue quien se hizo cargo de la manija de su cuadro arrancando cerquita de Menconi, en la posición del 8. Mete, pelea, muerde y juega con gran lucidez. Todo al mismo tiempo.
Federico Menconi (6): con la presencia habitual de un volante central clásico, con oficio y que conoce la función ante un mediocampo como el de Huracán que no le dio ni un segundo de respiro. Después lo reemplazó Carlos Bolea que ejecutó con precisión un puñado de tiros libres.
Martín Gignat (6): abierto por izquierda no bajó los brazos y se prendió en la dura batalla de la zona central.
Juan Bolea (7): gambeteador, sumamente técnico para tratar la pelota pero con una predisposición para la lucha que no le habíamos visto antes. Trató de jugar pero cuando ese no era el camino agarró la lanza y se metió en la trinchera. Anotó el gol que encendió una pequeña luz de esperanza para el trébol.
Federico De Rosa (6): ubicado de doble enganche con Juan Bolea corrió un montón, revoloteó por todos lados y tampoco mezquinó voluntad de combate. Fue sustituido por Lisandro Gignat, un hombre con más vocación de 9.
Manuel Blanco (6): un buen primer tiempo, entrando por el medio, entre los zagueros de Huracán pero saliendo hacia la izquierda para meterse por detrás de Basombrío. Después se fue quedando sin espacios y terminó expulsado.