Primero se voló en la última gran tormenta y terminó en el medio del camino. Ahora, está totalmente abandonado y apenas apoyado en su base. El puesto de seguridad del acceso Durán y Ruta 41 está totalmente a la deriva.
No solo no hay vigilancia como en otros tiempos, sino que la estructura está vencida, ni siquiera cierra y su interior está minado de elementos rotos. El baño es ahora un reguero de cerámicos fruto de la destrucción del inodoro y la bacha, el matafuegos quedó tirado, los enchufes salidos y hay hasta una ventana sin instalar.
Lejos de los tiempos en que el puesto funcionaba para controles al ingreso a la ciudad por la 41, en una zona con mucho tránsito y densamente poblada, ahora parece una estructura fantasma y es un peligro para quienes circulan por el lugar. Esta falta de vigilancia allí se suma a falencias en todo el casco urbano: sistemas de control de velocidad que se instalaron pero nunca funcionaron como el totem de avenida Quetgles entre Alsina y Belgrano, semáforos que fallan rutinariamente y uno que se anunció para pleno centro pero que el Municipio debió dar marcha atrás ante la queja de los vecinos.
El puesto de Durán y 41 es otro monumento a la desidia y la falta de gestión a nivel local.