Días de Areco conversó con Andrea Vigil, egresada de la carrera de gestión del patrimonio cultural de la Universidad Nacional de San Antonio de Areco sobre la construcción de la tradición gauchesca como un patrimonio hegemónico pero también resaltó la existencia de otros patrimonios (carnaval, ferroviario, funerario, industrial) que emergen desde abajo y que se van legitimando entre los actores sociales.
Durante la charla, la licenciada hizo referencia al poder de las elites para construir un relato que le de legitimidad a ciertas costumbres y celebraciones en desmedro de otras y planteó que existe una convivencia dinámica entre los distintos patrimonios culturales de nuestra sociedad en una relación muy dinámica que produce cambios constantes.
¿De qué estamos hablando cuando hablamos de patrimonio?
“En primer lugar deberíamos pensar en definir que es patrimonio y a partir de allí comenzar a pensar en otros patrimonios más allá del que está vinculado con el tradicional gauchesco. Cuando uno habla de patrimonio naturalmente piensa en lugares, objetos, en manifestaciones culturales como pueden ser tradiciones de cualquier tipo; fiestas, creencias, toda una serie de cuestiones que producen identificación, en uno o en varios grupos sociales y la misma sociedad es la que la inviste de un valor que las hace su patrimonio. Ya esta definición muy global te da la pauta de que conviven varios patrimonios”.
¿Cómo se determina qué es patrimonio de una sociedad?
“Hay que pensar esto ¿Quién dice que algo es patrimonio o que no lo es? En cualquier sociedad hay ciertos patrimonios que están legitimados y otros que no. La siguiente pregunta es ¿Quién legitima a ese patrimonio? Deberíamos pensar quiénes son los que tienen el poder para poder hacer esto. Son dos: el poder político y las elites. Muchas veces son las elites, que mezcladas en el mundo de la política, empiezan a investir de valores a determinados patrimonios en detrimento de otros. Tenemos que tener en claro que cuando una elite elige un elemento a patrimonializar lo hace en detrimento de otros que no está eligiendo. Es un recorte que nunca es inocente”.
¿En una sociedad existe un patrimonio hegemónico pero también existen “otros patrimonios”?
“Pero así como hay un patrimonio que se convierte en hegemónico también están los otros, que existen igual porque hay otros grupos sociales, siempre desde abajo, que le otorgan valor a otras cosas, a otras costumbres, a otras expresiones culturales, musicales, que también son patrimonio. En San Antonio de Areco está muy claro que el patrimonio hegemónico tiene que ver con una cultural tradicionalista güiraldeana, que no es otra cosa que una construcción que se viene haciendo, sobre todo desde finales de los años 30 pero nos encontramos con que el carnaval tiene más historia que la tradición gauchesca como patrimonio. De hecho, que si bien a la tradición asiste mucho público, es más bien limitado. En cambio en el carnaval están presentes todas las clases sociales. Es decir que el carnaval atraviesa transversalmente a la sociedad, de manera completa por lo tanto es un patrimonio importantísimo para la sociedad de San Antonio de Areco”.
¿Además del carnaval que “otros” patrimonios existen?
“El patrimonio funerario también es muy importante y estudiarlo implica empezar a reconocer parte de nuestra historia que en este caso está volcada en el cementerio. Lo mismo podemos decir del patrimonio ferroviario. Recuerden lo que pasó cuando se inauguró el centro de interpretación en la estación de Vagues, la emoción que vivió un grupo social grande. Eso pasó también cuando el año pasado vino la máquina de prueba del tren. Eso hace a la identidad individual pero a la vez social y que tiene mucho valor. Otro es el patrimonio industrial y tomo el caso de la usina vieja que está destacada como un monumento industrial. Pensemos en la fábrica Penn Controls, en la cooperativa de luz. Hay un montón de gente que trabajó o que trabaja ahí, que tiene una raíz muy importante con esos lugares, que su familia está enraizada con esos lugares. Hay una historia de luchas que se dieron de maneras diversas. Todo esto es parte del patrimonio de San Antonio de Areco”.
¿El patrimonio hegemónico está ligado al relato histórico –político de determinado grupo social?
“El tema es el relato porque siempre existe un relato de ese patrimonio ¿Qué es lo que cuentan esos relatos? ¿Desde qué lugar? Acá aparece el concepto de las voces que legitiman. Hay voces que en muchos casos se autoperciben como autorizadas que son las que determinan qué es patrimonio o no. Voces que se perciben como portadoras del saber, con autoridad, que pueden sustentarse en años de estudio o en la historia familiar, que es el abolengo y esto último se da mucho en San Antonio de Areco: una historia de apellidos que se van repitiendo desde los años 30 y que se van enlazando a lo largo del tiempo y que en muchos casos llegan hasta la actualidad”.
¿Existe alguna manera de cambiar este esquema de legitimación patrimonial?
“El tema es empezar a pensar que todos los otros patrimonios que existen son tan válidos como el hegemónico. Hay que trabajar en incentivar esto porque ningún patrimonio va en desmedro del otro porque pueden convivir la tradición gauchesca con los carnavales y con los festejos patronales de los que uno puede participar independientemente si es o no creyente porque en un momento tuvieron un plus de fiesta popular, en la calle, con algún artista que te invitaba a ir para escucharlo. Si desde el poder se empeñan en cerrar las puertas de ese cruce igual surgen manifestaciones desde abajo. Miren lo que pasó con los artistas que se quedaron sin espacios para poder expresarse. No se quedaron en su casa sin hacer nada. Apareció el Galpón Chamico, surgieron las peñas emergentes, los ensayos de las murgas usando el espacio público. Siempre esta este juego de si vos no me das lugar igual me lo voy a hacer. No por una cuestión de capricho sino porque así es la cultura que es algo dinámico”.