La reconocida actriz Teresa Aiello compartió con Días de Areco la experiencia que vivieron junto a José María Irazú en su participación en el Festival de Teatro Popular que se llevó a cabo en Boulogne y en otras cuatro localidades del norte del conurbano bonaerense.
Durante la entrevista, la artista contó que presentó su espectáculo “La Señorita Mitre” en la vereda del Barrio Obrero de dicha ciudad y que tuvo la sensación de estar integrada a los vecinos del lugar, que además de asistir como público sentados sobre la calle, colaboraron con la logística de la organización del festival.
Recientemente participaron de una experiencia muy interesante en un festival de teatro popular…
“Este festival se llama FESTEPO, Festival de Teatro Popular, pero su representación es más amplia que el titulo porque también fue un festival de arte y política hacia un teatro necesario. Ese era su encabezamiento y fuimos invitados a participar por uno de sus organizadores, Sur testimonio, a los que conocemos desde hace muchos años. Lo pensamos con José y llevamos dos espectáculos: “Marote”, que son títeres y “La Señorita Mitre”. Además, este festival estuvo auspiciado por el Consejo Provincial de Teatro Independiente, que otorgó un subsidio económico para solventar algunos gastos que tuvieron los elencos que participaron, por la Asociación Argentina de Actores, por Norestada y Carpa Grande, que es un movimiento nacional de teatro popular”.
¿Dónde tuvo lugar este festival?
“El festival se desarrolló en cinco lugares que se podrían denominar como no convencionales: Victoria, Boulogne, Martínez, San Fernando y Villa Adelina. Nosotros estuvimos en Boulogne, en una zona denominada Barrio Obrero, e hicimos las dos funciones en la vereda, frente a la casa de los vecinos que aportaron una pequeña peluquería para cambiarnos, la vecina de la esquina facilitó su baño para los artistas, cerraron la calle con un cordón de soga adornados con banderines, se colocaron sillas sobre la calle para el público y la Juventud Peronista de San Isidro tuvo a su cargo el sonido”.
¿Cuándo se realizó este festival?
“El festival arrancó después del carnaval, o sea el miércoles 22 de febrero y terminó el domingo 26. Para definir nuestras experiencia, no sé si usar la palabra, pero fue como un encanto porque tenés la sensación de estar fuera del escenario porque estás integrado en un espacio como un miembro más de ese barrio, haciendo algo muy distinto a lo habitual. Además nos decían que a estas barriadas cuando llevan algo es vinculado al circo o al entretenimiento y que por lo general no llevan teatro. Entonces la intención fue empezar a intervenir con cuestiones que tuvieran que ver con la escucha, con la atención, como si se emprendiera un trabajo de hormiga pero muy gratificante”.
¿Qué versión presentó de “La Señorita Mitre”, que tiene un repertorio amplio de relatos?
“Yo fui con mi clásico de “La Señorita Mitre”, que en realidad ya tiene un conjunto de cuentos que voy adaptando de acuerdo a las necesidades. En este caso elegí cuatro o cinco cuentos relacionados con temas como la discriminación, la identidad, el trabajo infantil y el sometimiento. Una de las últimas incorporaciones a este espectáculo es un cuento que se llama “Manos grandes” que lo tomé de Teatro por la Identidad porque me pareció muy interesante llevarlo a un festival de teatro popular pero también de política para utilizar el arte como una herramienta de buen uso y de propalación de la búsquedas que hacen las Abuelas”.
¿Quiénes participaron del festival?
“La mayoría de los grupos eran del Conurbano, de la zona norte, San Fernando, San Isidro, Tigre, Vicente López, estuvimos nosotros y uno de Bahía Blanca. Este festival era de teatro popular y con José recordamos que hace 40 años formábamos parte del MOTEPO, que era un movimiento de teatro popular en Buenos Aires. Entonces decíamos, que bueno que es sentir que uno sigue en el mismo camino sin haber traicionado lo que siente, lo que piensa, más allá de las dudas que fueron surgiendo con el paso del tiempo y de lo que fue modificando en su parecer. Cuando uno repasa su recorrido puede decir que no se traicionó, que siempre estuvo parada en el mismo lugar y más allá de que la lucha continua, es satisfactorio saber que durante 40 años seguimos en el mismo lugar”.