El domingo 8 de noviembre de 1970, en el marco de una celebración de la Fiesta de la Tradición que por su magnitud alcanzó una dimensión histórica, visitó San Antonio de Areco el General Roberto Marcelo Levingston, por entonces Presidente de la Nación en nombre de la dictadura militar autodenominada como Revolución Argentina que gobernaba el país desde mediados de 1966.
El primer mandatario llegó cerca de las 10 y media de la mañana, descendió de un helicóptero de la Fuerza Aérea en el Parque Criollo Ricardo Güiraldes y luego se trasladó hasta la Municipalidad, donde estaba montado el palco principal, en un Cadillac modelo 57, descapotable y de color negro. A su paso, que incluyó cruzar el río sobre el Puente Viejo, se había establecido un cordón formado por vecinos y alumnos de las escuelas locales que conformaron como una suerte de pasillo.
Levingston fue recibido por una comisión de bienvenida en el salón de cultura Manuel Guerrico y recorrió una exposición de cuadros del artista plástico entrerriano Bernardo Cesáreo de Quirós y una muestra de trabajos en soga del recordado artesano Luis Gabriel Martínez. En ese acto estuvieron presentes el Embajador de Checoslovaquia y el ex Comisionado Municipal, Coronel Mariano Moreno.
Luego, antes de comenzar con el desfile de paisanos y tropillas que encabezó Victorino Nogueira y frente a una plaza Ruiz de Arellano colmada por más de 15 mil personas, el Presidente de facto dijo que: “he llegado hasta San Antonio de Areco para unirme a ustedes en el homenaje que los argentinos de hoy le tributamos a los argentinos de ayer como una forma de establecer un lazo espiritual entre nuestro pasado y nuestro presente”.
También tomó la palabra el Intendente municipal Ángel Bernardo Alonso que afirmó que “cuando hablamos de tradición no nos referimos a un concepto intelectual. Hablamos de un hecho, de un fenómeno existencial que vive en los hombres y en los pueblos, tan confundido con ello, como el aire que respiran. Pertenecemos a una tradición, estamos sumergidos en ella y la estamos recreando permanentemente a lo largo de nuestra existencia histórico”.
Al término del acto central, Levingston, siempre acompañado por el Gobernador de la provincia de Buenos Aires Brigadier Horacio Rivara, visitó el Museo Ricardo Güiraldes y la Pulpería La Blanqueada, tomó parte del almuerzo oficial y pasadas las 4 de la tarde se retiró después de disfrutar de las clásicas destrezas criollas en el campo del Parque Criollo.
A pesar de que Levingston ejerció durante unos pocos meses la presidencia, exactamente desde julio de 1970 hasta marzo del 71, este hecho quedó grabado a fuego en la memoria de gran parte del vecindario justo en un momento donde la organización de la fiesta de la tradición, bajo la batuta del Comodoro Juan José Güiraldes, comenzaba a definir su fisonomía y también a conseguir el reconocimiento a nivel nacional, que con matices conserva hasta nuestros días.