Este sábado 11 de mayo se cumplen 50 años del asesinato de sacerdote Carlos Mugica, una figura relevante de la iglesia católica con mucho predicamento entre los sectores populares en una época muy convulsionada del país.
Un tiempo antes de su trágica muerte, Mugica estuvo en San Antonio de Areco. Fue exactamente el 7 de octubre de 1973 para participar de un multitudinario almuerzo político que la Juventud Peronista denominada 17 de Noviembre realizó en el Club Rivadavia para celebrar el regreso de Juan Domingo Perón a la presidencia de la Nación, hecho que se registró apenas unos días más tarde, el 12 octubre del mencionado año.
A dicho acto, del que Carlos Mugica fue el orador principal, asistieron dirigentes juveniles de toda la sección y de la famosa Juventud Peronista de la Regional 1, además de reconocidos nombres locales como el Dr. Eduardo Novillo, presidente de la comisión honoraria de vecinos que asesoraba al Intendente Tapia que no estuvo en Rivadavia esa tarde, Horacio Blanco, Guillermo Amoroso, Américo Gasparini, Enrique Amondaray, los concejales del FREJULI Paulo Pelossi, Nazario Scarano, Carlos Bernardo Jordán y un muy joven Horacio Viganego y más de 500 militantes y simpatizantes del peronismo doméstico que colmaron el por entonces flamante gimnasio del club de la avenida Vieytes.
En su discurso, Mugica (que luego se tomó la fotografía con el ex Intendente peronista Rodolfo Orofino que acompaña este pequeño artículo), habló sobre los problemas nacionales y de la necesidad de hacer un trabajo en conjunto porque entendía que la reconstrucción nacional era un trabajo de todos los argentinos.
El sacerdote dijo que la violencia era un acto injustificado en ese momento porque hubo un pronunciamiento popular que instaló a Perón en el poder, afirmó su pensamiento antiimperialista con consecuencias directas en toda Latinoamérica y se mostró preocupado por la situación que se vivía en Chile donde pocos días antes un golpe militar había derrocado al Presidente Salvador Allende.