Originalmente, San Patricio fue un colegio con templo construido en 1902 en un terreno donado por Margarita Mooney de Morgan, que en esa época también financió la construcción del hospital María Clara Morgan, en memoria de su hija fallecida unos años antes en los Estados Unidos.
En ese tiempo en San Antonio de Areco y en la zona vivían una gran cantidad de inmigrantes irlandeses, cuyos hijos asistían al colegio San Patricio de Mercedes o al de los Padres de la Misión (conocidos como los maristas) en Lujan.
Recién en 1922 abrió sus puertas el Colegio Clonmacnoise bajo la tutela de las Hermanas de la Misericordia que eran propietarias del colegio para niñas Santa María de la Asunción. Al nuevo establecimiento educativo asistieron, en un principio en carácter de pupilos, alumnos varones procedentes del ámbito rural de San Andrés de Giles, Baradero y por supuesto de San Antonio de Areco.
La propuesta Clonmacnoise nunca contó con el apoyo económico del Estado y sus alumnos podían validar sus títulos rindiendo exámenes en la antigua Capital Federal. Alfredo Leaden y Juan José Howling, que luego se ordenaron sacerdotes en la congregación Palotinos, fueron egresados de este establecimiento.
A mediados de la década del 30, por disposiciones del Ministerio de Educación los colegios no podían llevar nombres extranjeros y Clonmacnoise comenzó a llamarse San Francisco de Asís y poco tiempo después una normativa de la Iglesia estableció que una congregación religiosa de mujeres no podía estar a cargo de un internado de varones por lo tanto en 1946 las Hermanas de la Misericordia cerraron el colegio, que atravesaba serios problemas económicos debido a que los cambios en los programas educativos redujeron sensiblemente la matrícula de alumnos, aunque mantuvieron la custodia del edificio hasta 1948.
En 1943, poco tiempo antes del cierre definitivo, Sor María Elena Murray estaba a cargo de la dirección y el cuerpo docente lo integraban las maestras Celina Ezquiaga, Adelina Rodríguez y Victoria Ezquiaga de Lofredo. Los alumnos podían cursar sus clases de 1° a 6° grado como pupilos, medio pupilo y externos y se dictaban materias de instrucción religiosa, inglés, piano, canto, taquigrafía, mecanografía, castellano, matemática, historia y geografía.
En enero de 1950, cuando ya las instalaciones eran “tierra de nadie” y habían sido tomadas por familias que no tenía otro lugar para vivir, el Obispo de La Plata, Monseñor Solari, emitió un decreto eclesiástico y apoyado en la voluntad de la donante le entregó ambos edificios a los Palotinos, que desde 1932 atendían la Capellanía irlandesa (conocida como la Casa del Cura Inglés) ubicada en la esquina de General Paz y Zapiola. Fue en ese entonces que llegaron para tomar entre sus manos la difícil tarea los sacerdotes Kevin O’Neill y Juan Boyle.
A partir de allí funcionaron un Seminario Menor, un secundario para los jóvenes con intenciones de estudiar el sacerdocio, un espacio para retiros espirituales y a principios de los 70 se llevó a cabo una corta experiencia para la formación de seminaristas.
El 13 de junio 1967 el Obispo de San Nicolás, Carlos Ponce de León, erigió al templo de San Patricio como parroquia y su primer cura párroco fue el recordado Alfredo Kelly, que trazó un estrecho vínculo con la comunidad del barrio de la avenida Vieytes, pero en ese momento el recuerdo del Colegio Clonmacnoise se estaba diluyendo casi para siempre en los intrincados pliegues de la memoria colectiva.