Con la baja del agua ya se puede acceder a los clubes de la ribera y empiezan los trabajos de evaluación de los daños, limpieza y puesta en valor. En River, el agua llegó a niveles muy altos y recién ayer trabajadores y miembros de la comisión pudieron entrar por tierra, en tractor.
En la cancha grande, la correntada tiró abajo gran parte del alambrado perimetral, que quedó en el piso lleno de suciedad. También las tribunas sufrieron las consecuencias de la inundación y hay hasta mesas de la zona de la conserjería que quedaron trabadas cerca.
Las canchas chicas auxiliares tuvieron importantes daños en los alambrados y se cayeron los protones de acceso. En una, la basura llega casi al nivel de los arcos y hay botellas cerradas, bolsas de carbón y hasta un botiquín arrastrados por el agua.
El alambrado olímpico que da al camino, que el club instaló con mucho esfuerzo hace poco tiempo, tampoco resistió ante la potencia del agua y está caído en partes.
En la zona del camping, que ya quedó prácticamente liberado, la corriente desplazó los juegos de madera y casi los tiró al cauce del río detrás de la cancha grande. Los niveles de la crecida no estuvieron lejos de ingresar al gimnasio a pesar de estar a una altura más que considerable.
El club ya arrancó con la limpieza, a cargo del personal del camping, y seguramente en los próximos días sumará el trabajo de sus muchos jugadores y simpatizantes para volver a abrir sus puertas.