Después de cada lluvia, la llegada a la Escuela Rural N° 12, Ricardo Güiraldes, es prácticamente una misión imposible. El agua se acumula y el camino no seca, por lo que la única manera para tratar de acercarse a la centenaria instituciones es en medio del barro y el agua con algún vehículo de tracción potente y alguien que sepa manejar en esas difíciles condiciones.
La institución, que en 2023 cumplió 100 años, está cerca de Villa Lía, pero para llegar familias y docentes deben recorrer un camino de tierra que está cada vez peor. Los profundos huellones acumulan agua hacen que sea muy difícil transitar. Los reclamos correspondientes ya fueron hechos, pero aún no hay respuesta.
Con el camino en ese estado, es muy difícil garantizar la educación de los niños que concurren a la escuela y todo hace mucho más compleja la tarea docente, con las maestras teniendo que preocuparse aún más por como llegar.
La falta de mantenimiento se nota también en los caminos de tierra como este, fundamental para el acceso a la educación. Un reclamo más para que las cosas funcionen y que la lluvia y el barro dejen de ser un impedimento para dar clases.