El 25 de mayo de 1969, cuando todavía ese tramo de la calla Alsina al 260 era de adoquines, inauguró la sucursal del Banco de Boulogne, cuyo gerente fue Pascual Giuliano, oriundo de Coronel Suárez que con el paso de los años se convirtió en un vecino muy reconocido en el pueblo.
Sin bien es cierto que hasta ese entonces San Antonio de Areco tenía dos bancos públicos, el de la Provincia de Buenos Aires y el de la Nación Argentina que comenzó a atender al público a mediados del 65, a principios de la década del 60 había trabajado de manera fugaz el Banco de Baradero, que estaba ubicado en la esquina de Arellano y Guido donde actualmente está la sede del Rotary Club.
La casa central del Banco de Boulogne atendía desde el 31 de junio de 1961 en la avenida Rolón 3260, partido de San Isidro, y el Presidente del Directorio era Juan Sietun, uno de los directivos de la pujante empresa SASETRU. Además, a finales de la década de 1960 contaba con sucursales en Martínez, San Fernando, Béccar y Carapachay y más tarde, en 1971, abrió otra en Capitán Sarmiento.
Hace exactamente 55 años atrás, en el mencionado acto de inauguración, pronunció un discurso Jorge Biturbide, Gerente General del banco y el sacerdote Roberto Amondarain bendijo el nuevo local, ceremonia a la que asistió el intendente Ángel Bernardo Alonso junto a otras autoridades municipales, comerciantes y vecinos que rápidamente se convirtieron en clientes de la flamante entidad bancaria.
Esa jornada patria concluyó con un almuerzo en la desaparecida Hostería el Palomar que en aquella época administraba el empresario gastronómico José María Gaitán, un verdadero pionero del rubro.
Con el correr del tiempo y de acuerdo a las reiteradas crisis económicas y financiaras que vivió la Argentina, el Banco de Boulogne fue cambiando de propietarios, de constitución en su capital accionario y de nombres: fue el Banco Internacional, luego Of América, posteriormente Deutsche Bank y finalmente su denominación fue la de Banco Boston hasta que a comienzos del siglo XXI se hizo cargo del edificio la financiera Agromutual Americana, casa que cerró sus puertas hace por lo menos un lustro y a partir de allí el local, que originalmente fue la tienda Blanco y Negro de Don Pepe Méndez, permanece vacío en pleno corazón comercial de la ciudad.