En este Torneo Apertura que agoniza, River Plate llegó hasta las semifinales mejorando su actuación del último campeonato de 2021 donde quedó eliminando en el Repechaje a manos de San Patricio.
El elenco de la Plaza Belgrano debutó en el certamen con un contundente 5 a 0 ante Unidos. Luego cayó en su visita a Capitán Sarmiento (1 a 0 sobre la hora con San Carlos) y más tarde le ganó 2 a 1 a Huracán, con un gol de Juan Canaveri casi en tiempo de descuento y 7 a 2 a un desconocido Villa Manchi. Estas dos victorias consecutivas le dieron tranquilidad y cierto respaldo en la tabla de posiciones para absorber la derrota en Exaltación de la Cruz (0 a 3), el angustiante empate con San Antonio (con un penal de Luciano Conti en tiempo adicionado) y la caída en el clásico frente a Rivadavia, aunque esa tarde, al margen del resultado, jugó muy buenos 25 minutos de futbol
El triunfo 1 a 0 ante San Patricio fue vital para asegurar la clasificación y ponerse a resguardo en la última fecha, donde perdió con Robles con una formación de emergencia.
El choque con Huracán por el Repechaje fue durísimo pero lo pudo resolver por la mínima diferencia con una corrida de Conti y una aparición fantasmal de Cicarelli.
En el encuentro de ida ante Capilla planificó y ejecutó un partido perfecto y a pesar de sufrir ausencias importantes se llevó la victoria que luego no pudo sostener en la revancha, más allá de repetir el planteo táctico y de las ganas que sus hombres derrocharon sobre el campo de juego.
En un resumen numérico, disputó 12 partidos, con 6 triunfos, 1 empate y 5 derrotas.
En todas sus presentaciones, José Gasparro utilizó un esquema defensivo que ya había dispuesto en algunas oportunidades durante el año pasado y en el verano: tres marcadores centrales: Mateo Antonijevic, un especialista en la marca, Tomás Portillo y Alvaro Bovetti como líbero. El regreso de Lucas Inzaurralde, un zaguero zurdo muy firme, permitió que Portillo pasara a engrosar la mitad de cancha. Bautista Guevara, naturalmente volante y Lucas Gómez por izquierda completaron una defensa flexible, con dos laterales que se sumaban al ataque con frecuencia.
Delante de esta línea de 5, el entrenador colocó otros tres hombres: el experimentado Julián Casas, Máximo Griego y Alexis Quiroga, castigado con 6 meses de suspensión tras la expulsión ante Rivadavia. River sintió la falta del ex San Antonio porque equilibraba el mediocampo pero a la vez sorprendía en ataque con sus piques al vacío. Con ellos alternaron el ex Villa Manchi Joaquín Yacoy, el pampa Nehuen Guzmán, Ignacio Punte y Juan Canaveri que aportó su habilidad para agilizar el paso de la pelota por la zona media.
La ofensiva dependió casi siempre de la velocidad centellante de Luciano Conti y del capitán Cicarelli, un líder nato, con personalidad y olfato goleador. También aparecieron como delanteros pero muy esporádicamente, Hugo Muzzi, Bruno Díaz, que jugó unos pocos minutos y el potente Tomás Cufré.
Ese cerrojo defensivo reforzado por un denso entramado de volantes que le permitió proteger al golero Juan De Rissio, de buenas actuaciones en los dos encuentros con Capilla por las semifinales, fue ganando fluidez en su funcionamiento con el correr de las fechas y fue una base de sustento confiable para un equipo que además supo aprovechar casi al máximo las contadas jugadas de peligro que creó ante el arco rival para quedarse con triunfos valiosos en partidos muy cerrados.