El anfiteatro se ha convertido en un monumento a la desidia. Parte de su estructura está derrumbada y es un peligro para vecinos y turistas que circulan por la zona.
La gestión Ratto ha incluído en casi todos sus presupuestos algún tipo de proyecto de intervención y mejora de la zona, pero nunca concretó nada. Incluso, en 2021 el Municipio recibió fondos del programa provincial de reactivación de la cultura y el turismo que buscaba fortalecer a esos sectores a la salida de la pandemia y uno de los espacios beneficiados era justamente el anfiteatro. Sin embargo, el dinero nunca se usó para arreglar el anfiteatro.
Ya en el sexto año de gestión, Ratto sigue sin dar respuestas y el anfiteatro continúa deteriorándose. Gran parte de la estructura que funcionaba como gradas está derrumbada, con material suelto y en algunos el río fue avanzando y formando piletas de agua estancada. Se trata no solo de una postal de la falta de mantenimiento sino también de un espacio peligroso para las personas que circulan por ahí.
A esto hay que sumarle el mal estado generalizado de la costanera, con paredones caídos dentro del cauce del río a la altura del Puente Viejo y profundos baches en el bulevar Zerboni, algunos sin solución desde hace años. Además, los fines de semana continúa el sistema de estacionamiento medido con precios mucho más caros que en toda la región.