En una nueva entrevista con Días de Areco, el médico psiquiatra Luis Giménez habló del valor de la salud mental para entender el comportamiento de la sociedad mirando lo que le pasa al ciudadano, al hombre y a la mujer común todos los días.
Durante la conversación, Giménez, que es especialista en salud pública, se refirió a los comportamientos paranoicos pero puso el acento en la realidad de San Antonio de Areco, en la manera de procesar los conflictos y propuso pensar nuevas categorías para tratar de comprender lo que está ocurriendo en una sociedad que ha padecido una larga cadena de traumas en el transcurso de su historia reciente.
¿Qué aporte se puede hacer desde el estudio de la salud mental para entender el presente que vive la sociedad argentina?
“Tenemos que buscar nuevas categorías de análisis que nos permitan entender mejor qué está pasando con la gente. Estamos acostumbrados a hacer análisis o a aplicar metodologías para comprender los movimientos políticos, partidarios, pero nos olvidamos de lo que está pasando con el ciudadano común, con la persona de la calle, con el hombre y la mujer que tienen que trabajar todos los días, si es que tienen trabajo, para poder poner la comida en la mesa. Hace tiempo ya que muchos sectores dejaron de vivir una buena vida. Eso repercute sobre nuestro comportamiento mental”.
En conversaciones anteriores usted utilizó un término interesante cuando expuso que la Argentina ha vivido una serie de hechos históricos que definió como “cadena traumática”…
“Para hacer un aporte en esto de tratar de comprender lo que nos está pasando me gustaría hablar del miedo y de la paranoia. No quiero caer en una explicación técnica sino que sea algo para pensar y compartir, por eso digo como introducción que la sociedad argentina ha sufrido demasiado. Padecimos traumas a lo largo de la historia que me gusta definir como cadenas traumáticas y que dejaron una fragilidad a nivel mental y de la estructura psíquica. Esto hace que los comportamientos, tanto individuales, como intrafamiliares, sociales y hasta electorales fueron dejando de ser racionales y se convirtieron en emocionales. Cuando hay emociones muy fuertes, como el odio, la envidia o la rivalidad, eso nubla, dificulta la capacidad de analizar y de pensar”.
¿Qué rol cumplen los conflictos que permanentemente se dan en una sociedad?
“Cuando hay conflictos, en toda sociedad hay conflictos, un tema fundamental es ver cómo se los procesa en lo que se llama la gestión de conflicto. Ahí, los responsables institucionales y políticos elegidos democráticamente abordan la cuestión del conflicto de acuerdo a su ideología o a su búsqueda de poder y hacen esa gestión de conflicto. Tomemos el ejemplo actual de San Antonio de Areco donde está abierto el conflicto con los trabajadores municipales, con los actores de la cultura, en su momento también con SANEAR. Son conflictos que llaman la atención porque tenemos un capital humano rico, vital, creativo pero en lugar de aprovecharlo parece que se lo combate. ¿Se entiende? Hay un déficit muy claro a la hora de gestionar esos conflictos”.
Usted dijo que iba a hablar de paranoia…
“La paranoia es una patología donde las personas van teniendo sensaciones de que algo raro pasa. Que sale de su casa y ya el vecino lo mira de una determinada manera. Al segundo día ve que el vecino lleva un portafolio y se pregunta que por algo lo lleva. Al tercero se va formando lo que se llama la percepción delirante. Llega un momento de esta construcción delirante donde esa persona se convence que el vecino del portafolio que lo mira es su enemigo. Que lo mira de esa manera, que siempre tiene el portafolio porque le quiere hacer algo, algún daño. Ese es el funcionamiento paranoico. Recuerden que hace más de 40 años Charly García decía que si no sos paranoico es porque no lees los diarios. Hoy sería: si no sos paranoico es porque no mirás televisión. Cuando una persona entró en ese circuito paranoico está convencida de que hay un perseguidor que lo quiera dañar. Acá entra lo que decía al principio sobre las nuevas categorías que debemos ir aplicando, con mucha prudencia, para ir entendiendo lo que va pasando en nuestra sociedad, a la gente”.
¿Cómo se puede pensar desde la paranoia lo que le pasa a la gente, a la sociedad de hoy?
“Hay que pensar lo siguiente: para que se de esta patología, que está muy relacionada al odio, es necesario que en el aparato psíquico haya lo que se denomina una escisión, es decir que el aparato psíquico se divide en dos partes. ¿Si esto lo pensamos en relación con la sociedad y la famosa grieta no estaría pasando algo parecido? En la sociedad hay una grieta que cada día nos separa más y nos va enfrentado. Entonces, cuando esa persona paranoica empieza a funcionar de esa manera tiene comportamientos que van a ser muy difíciles de manejar y controlar. Lo mismo pasa en la sociedad. Por eso este momento de Argentina es muy preocupante y en ese sentido los líderes políticos deben tener la inteligencia y la templanza como para que entre todos nos podamos encontrar, dialogar. Dialogar implica escuchar las razones del otro, por lo tanto eso necesita pacificar nuestros espíritus. Como ya dije, nuestra sociedad viene sufriendo mucho, demasiado, por lo tanto va disminuyendo su capacidad de resistencia y cuando esta capacidad es muy baja aparecen diferentes tipos de comportamientos. Uso este ejemplo: es como una persona que tiene una hemorragia, va perdiendo mucha sangre y se va debilitando porque se le produce una anemia importante porque se va desangrando. Si esto lo pensamos a nivel social, nuestra sociedad se está desangrando”.
¿Volvemos al principio, qué aporte puede hacer la salud mental para comprender estos comportamientos individuales y sociales?
“La salud mental es un indicador muy útil para medir y comprender lo que está pasando con el ciudadano. Por lo tanto a través de este análisis se pueden comenzar a implementar las políticas públicas adecuadas para poder vivir mejor. Desde las necesidades básicas, como la alimentación, hasta un cuidado de las instituciones que nos permiten tener una mejor calidad de vida, una mejor salud mental y una mayor convivencia. Eso es la democracia, un modo de convivencia. Pero hay que buscar formas de participación porque hablando de San Antonio de Areco hay un retroceso a un Estado conservador donde no se puede aprovechar todo lo nuevo, lo rico que la comunidad tiene. Tendríamos que ver de primera mano cuáles son las necesidades reales de la gente para poder implementar las políticas públicas de salud y de desarrollo humano que correspondan. Esto, el respeto al otro, es lo que nos va a llevar a vivir en una comunidad sana en el sentido de la convivencia, de los vínculos y de la salud mental. Cuando tenemos una sociedad enloquecida vamos a tener una sociedad manipulada y eso es lo que está pasando. Se está enloqueciendo a un sector de la población para manipularla y como dije otras veces, una sociedad deprimida es una sociedad oprimida. Esto hay que puntualizarlo para poder pensar y entender lo que nos ocurre actualmente”.