Cada 24 de marzo, cuando se conmemora un nuevo aniversario del golpe de Estado de 1976, se pone sobre la mesa el recuerdo de las víctimas del terrorismo de Estado, la sanguinaria metodología que las Fuerzas Armadas y sus aliados civiles aplicaron con la finalidad de reorganizar el país pero también existen otros elementos, otros tópicos que caracterizaron esa época que vale la pena mirar con detenimiento y aunque hayan transformado crucialmente nuestra realidad por lo general quedan reducidos a un segundo plano de análisis.
Uno de esos puntos fue la fuerte militarización de la vida cotidiana y de los acontecimientos políticos en los meses posteriores al golpe. San Antonio de Areco quedó comprendido en la Subzona de Seguridad 115 bajo la órbita del Regimiento VI General Viamonte con asiento en Mercedes que estaba a cargo del Teniente Coronel Necchi que supervisó al detalle cada movimiento cotidiano. La Fiesta de la Tradición de ese año contó con la custodia de un gran número de efectivos del Ejército para proteger la visita del Ministro de Cultura de la provincia de Buenos Aires, el General retirado Ovidio Solari y el propio Gobernador bonaerense, el temible General de Brigada Ibérico Saint Jaen, estuvo dos veces en nuestra ciudad, la primera en 1977 para verificar el proceso de municipalización de todo el sistema de salud pública y la segunda a mediados de 1979 para inaugurar obras en el Aeródromo y en el Centro Educativo Complementario.
Esta militarización se fue relajando con el correr del Proceso y luego de la Guerra de Malvinas fue designado Gobernador un civil, el ruralista Jorge Agudo, de fluida relación con los grandes productores locales porque fue presidente de CARBAP, entidad a la que aún hoy sigue afiliada ARPA.
Esa dictadura, que se extendió entre 1976 y diciembre de 1983 y que tuvo dos intendentes municipales, Enrique Amondaray y Ángel Bernardo Alonso, concretó reformas administrativas y de gestión que están todavía vigentes en el marco de un proyecto de municipalización que ideó un conjunto de intelectuales neoliberales nucleados en el denominado Grupo La Plata.
En ese contexto, a mediados de 1977 las Unidades Sanitarias de Duggan y Villa Lía y el Dispensario de vías respiratorias pasaron a manos de la Municipalidad y el hospital Emilio Zerboni se convirtió en un centro de salud subzonal especializado en enfermedades respiratorias agudas y quedó habilitado para cobrarle la atención a los pacientes particulares. Esta medida de gran valor formó parte de un programa piloto que la provincia implementó en una decena de municipios.
También en 1977 el Municipio ingresó al programa de preservación patrimonial ICOMOS perteneciente a la Organización de Nacional Unidas (ONU). Ese plan diseñado por el equipo encabezado por el Ingeniero Jorge Gazzaneo fue el embrión del actual Casco Histórico. Pero no terminó allí la planificación del uso del suelo y del desarrollo urbano porque en 1981 Amondaray puso en vigencia por decreto el Plan Regulador que con muchas modificaciones se mantuvo hasta el año 2000 cuando fue reemplazado por la Ordenanza preventiva.
En 1979 la gobernación creó los Juzgados de Paz letrados, amplió sus atribuciones y quedaron al mando de un abogado con el Departamento Judicial Mercedes como tribunal de alzada para expedirse sobre las controversias locales.
El 28 de diciembre del mencionado año, la provincia hizo efectivo el traspaso a la Municipalidad del Parque Criollo y Museo Gauchesco Ricardo Güiraldes, de administración provincial desde su fundación en 1938. Bajo la nueva modalidad, el museo reabrió sus puertas en mayo de 1980 con la dirección de la Profesora María Ester Ratto Laurás y el apoyo de la Asociación de Amigos presidida por Osvaldo Maggio. En discrepancia con esta determinación tomada por el gobernador Saint Jean, Estanislao Smith Estrada renunció a la dirección que ocupaba desde 1976.
En enero del 80 la Cooperativa Popular de Luz y Fuerza comenzó a prestar el servicio de agua corriente luego de firmar un contrato de concesión con el Intendente Amondaray. Unos meses antes la Dirección de Obras Sanitarias de Buenos Aires (DOSBA) había entregado a la Municipalidad una obra que comenzó en el tramo final del gobierno de Juan Carlos Tapia. La Cooperativa, que para tomar el servicio debió cambiar sus estatutos sociales, continuó con la prestación hasta el verano de 1986 cuando Teodoro Domínguez decidió que pasara a manos del Municipio.
El 9 de julio de 1980 Amondaray inauguró el primer jardín de infantes municipal, Cajita de Música, que tuvo como sede las antiguas oficinas de DOSBA, un edificio muy moderno para ese entonces, ubicado en la esquina de Italia y Guido. La Municipalidad se hizo cargo íntegramente del pago del salario del personal que trabajaba en el flamante establecimiento educativo porque recién en 1982 Ángel Alonso consiguió la subvención de la Provincia de Buenos Aires. Ese fue el lejano origen de un sistema educativo municipal que luego mantuvieron y agrandaron los intendentes posteriores con la coronación definitiva de un esquema de educación muy particular que significó la apertura de la Universidad Nacional.
En este simple e incompleto repaso de un puñado de acontecimientos puntuales queda claramente expresado como la dictadura cívico – militar dejó su huella en un intento de rediseñar a fondo la estructura social, administrativa y política de San Antonio de Areco.