Franco Ciaffardini, especialista en ambiente, charló nuevamente con Días de Areco sobre la situación del Río Areco y dejó sus impresiones ante el avance de las cianobacterias en nuestra cuenca.
“El contexto y la coyuntura en general de la situación climática se vuelven una especie de catalizador para que se genere este fenómeno de las lentejas de agua”, afirmó Ciaffardini. “Esos factores hacen que en general todos los organismos vegetales de los cursos de agua, en este caso del río, tengan un súper crecimiento: pueden llegar a duplicar o cuadruplicar su tamaño en doce o veinticuatro horas, con un crecimiento exponencial muy amplio”.
Pero la proliferación de estos organismos también tiene que ver con la mano del hombre: “este fenómeno se da por las cuestiones climáticas actuales: el calor, la sequía, falta de agua durante mucho tiempo. Ahora bien, los nutrientes que le dan de comer a estos organismos y hacen que se desarrollen, en su mayoría son nitrógenos y fósforos, nutrientes que se obtienen de la actividad humana. Como mencionábamos en la nota anterior, hay una incidencia humana en ese fenómeno, colabora el hombre”, detalló el especialista.
Y continuó: “si bien se da de manera natural por la situación climática, la “comida” de esos organismos es generada en su mayoría por el hombre. Son nutrientes orgánicos que están presentes en un montón de materias, pero su vertido al río es generalmente por acción humana. Este vertido puede ser de descargas orgánicas de distintas actividades comerciales o industriales, por acciones o prácticas del agro también”.
Finalmente, Ciaffardini sostuvo que “probablemente lo que ha generado el fuerte de este fenómeno es que haya llovido durante el mes de diciembre unos 140 milímetros con lluvias intensas, lo que hace que se lave de alguna manera el terreno y se junte el agua. Imaginemos que 140 milímetros son 140 litros de agua por metro cuadrado de superficie a lo largo de toda la cuenca. Es mucha cantidad de agua, lo que se suma a que al haber sequía, el terreno muchas veces no puede absorber todo rápidamente. El agua que no se absorbe, corre, escurre y va hacia el río, el punto más bajo de la cuenca. En ese escurrimiento, toda la materia orgánica que pueda haber termina en el río. Esto genera que haya una alta cantidad de nutrientes en el río, que sumado a la situación de poco oxígeno en el agua del río que no fluía de manera natural por la sequía y el calor, desemboca en esta situación”.