Muchas veces escuchamos decir con nostalgia que “carnavales eran los de antes” pero mirando el presente tal vez esta frase tenga una fuerte actualidad.
Hagamos un poco de historia, mirando el pasado reciente. Hace exactamente 10 años, en febrero de 2013, la administración de Francisco Durañona organizó los festejos, junto a una asociación denominada Artesanos del Carnaval, en el Polideportivo Municipal José Zanetovich.
Durante cuatro noches desfilaron por el circuito de la zona de la costanera los más prestigiosos carroceros (los Vascos Bessonart, que se impusieron en una cerrada competencia y Oscar “Cachito” Di Filippo), la murga histórica, que en esa oportunidad se llamó Quinto Elemento, la incipiente agrupación que presentó River Plate y que bajo el influjo del recordado Ezequiel Falcón luego se convirtió en El Sirio; Fabían Aznarez caminando sobre zancos, Fabiana Devereux con su versión de teatro callejero, Pajarito Cascelli, un cultor del género de las máscaras sueltas, y Jony Farías que presentó su primera carroza alegórica.
Al término del desfile de motivos, un poco más allá de la medianoche, cobró singular protagonismo el escenario montado dando espaldas a la Cina Cina donde se lucieron artistas de renombre nacional: el Pelado Cordera, Rally Barrionuevo, Los Alonsitos y Palito Ortega. También ofrecieron su show, ante una verdadera multitud, los locales La Furia, Contratiempo, Citi Band y Grupo Esmeralda, que se juntó después de un tiempo.
La actuación de Ramón “Palito” Ortega tuvo una convocatoria imposible de estimar en números sin caer en cifras caprichosas y poco exactas, pero el campo de juego y parte de la pista de atletismo del predio estuvieron colmados de un público (de composición trasversal si es que hablamos de edades y de clases sociales) que disfrutó de una fiesta popular que se había revitalizado alcanzando un brillo como pocas veces se había visto.
A lo largo de los 8 años de gobierno de Paco, las fiestas populares (el carnaval, los patronales y hasta la Tradición que fue perdiendo el sello de círculo exclusivo) y el acceso a la cultura eran cuestión de Estado y la presencia de cantantes de primer nivel y de fama internacional era moneda corriente.
Sin dudas otro tiempo, otra mirada sobre nuestra sociedad de los gobernantes de turno, otra relación con los sectores populares. Por eso que en este febrero que se avecina no se sorprenda si escucha decir a los vecinos más antiguos que “carnavales eran los de antes” porque razón no les va a faltar.