Días de Areco mantuvo una conversación con Sebastián Karelovich para conocer cómo vivió River Plate la reciente inundación que afectó el camping que es uno de los motores principales de la actividad turística en San Antonio de Areco.
Durante la entrevista, el presidente de la entidad de la ribera señaló que faltó un aviso de alerta, por lo tanto no pudieron activar los protocolos que el club dispone ante una situación de este tipo, que tuvieron dos metros de agua en varios sectores del predio pero que rápidamente, con el trabajo del personal y la ayuda de los socios, se pusieron en pie nuevamente.
Este fin de semana largo, River Plate tuvo una muy buena concurrencia de turistas.
¿Cómo afrontó River Plate el momento más crítico de la reciente inundación?
“La realidad es que hacía tiempo que no nos inundábamos y menos de esta manera, pero nosotros sabemos que nos vamos a seguir inundando porque estamos al lado del río. Van a hacer las obras y todo pero es normal que nos inundemos. Esta situación no nos enoja porque River Plate es lo que es por el río, que nos da todo y es por eso que tenemos el capital que tenemos. Lo único que reclamamos en esta última inundación en particular fue que no nos avisaron con tiempo porque si lo hubieran hecho podríamos haber evitado algunos daños. Faltó el alerta porque nosotros tenemos protocolos para implementar ante las inundaciones pero como no nos avisaron no nos pudimos preparar. El agua vino de noche y a las 8 de la mañana ya teníamos un metro dentro del camping pero no la vimos venir y no pudimos tomar los recaudos necesarios. Para los que conocen el club, el agua entró 20 centímetros arriba del edificio de la proveeduría. Tenemos las marcas y está inundación fue 40 centímetros menor a la de 2009 pero tardó más tiempo en irse”.
¿Las pérdidas fueron importantes?
“Nosotros estamos preparados anímicamente para una inundación pero esta vez fue grande y es una gran tristeza porque demanda mucho esfuerzo tener el club prolijo y teníamos todo preparado para recibir turistas en esta Semana Santa. Entonces fue trabajar, no solo con el personal del camping, sino con la ayuda de mucha gente cercana a la institución para hacer la limpieza y reparar las cosas que se rompieron. A nosotros el agua no nos rompió los alambrados como a San Patricio y a Huracán pero sí tuvimos que hacer mucha limpieza y nos quedaron máquinas y herramientas sumergidas. Pudimos recuperar todo pero llevó un gasto de cerca de 1 millón de pesos solo para dejarlas en condiciones. Perdimos los juegos infantiles que había colocado pero sabemos que estas cosas son así”.
Se pusieron en pie muy rápidamente…
“Los clubes tenemos conciencia y estamos preparados para arreglarnos solos en este tipo de situaciones. Nosotros dependemos solo de nosotros y para que se den una idea, el agua bajó un martes, trabajamos a fondo tres días y al fin de semana siguiente ya abrimos el camping para dejar todo listo y ver cómo estaban las cosas para recibir turistas en estos feriados sin tener problemas. Principalmente controlamos la seguridad, la instalación eléctrica, el gas y lo hicimos con mucho esfuerzo y sacrificio como lo hacemos siempre. Los clubes nos ponemos de pie y seguimos adelante. Vos vas al camping hoy y no se nota que hace 10 días atrás tuvimos dos metros de agua adentro”.
¿Por qué saben los clubes que se tienen que arreglar solos?
“Porque la situación está complicada en todo sentido y en una inundación la prioridad es la gente que la está pasando peor que los clubes. Hay personas que la pasaron muy mal y que perdieron muchas cosas con la inundación y esa gente es la que necesita más ayuda. Lo nuestro es trabajo, amor por el club y con esfuerzo lo vamos acomodando”.
El turismo respondió muy bien en este fin de semana largo y post inundación…
“El turismo respondió como nosotros pensábamos porque ya teníamos esta fecha en mente. El viernes santo entraron muchos turistas al camping y la mayoría se quedó a acampar tres días. Nos ayudó el clima porque el sábado fue como un día de verano e inclusive abrimos la pileta como un servicio más. Después, como pasa todos los fines de semana largos, se quedaron hasta el lunes para volver tranquilos a su casa y evitar el tránsito del martes que fue el último día”.