Las elecciones del 11 de marzo de 1973 tuvieron una fuerte implicancia histórica porque le empezaron a poner punto final (en este caso lo hicieron de manera parcial) a la proscripción que pesaba sobre el peronismo desde 1955 pero no sobre la figura personal de Juan Domingo Perón que todavía permanecía exiliado en Madrid y fuera de las leyes electorales de entonces. Esta situación tan particular de la política argentina recién se normalizaría, tras recorrer un camino vertiginoso y tortuoso, en los comicios que se realizaron el 26 de septiembre del mismo año.
El peronismo, que ese domingo 11 de marzo integró el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI), se impuso en primera vuelta a nivel nacional con la formula Cámpora – Solano Lima (dos dirigentes de la Segunda Sección electoral) y también resultó un cómodo vencedor en la provincia de Buenos Aires con el binomio Oscar Bidegain-Victorio Calabró, dirigente metalúrgico que supo cultivar buenos amigos en nuestro pueblo.
Tras una larga campaña preelectoral, Juan Carlos Mauricio Tapia fue el triunfador en San Antonio de Areco (con 3784 votos) y fue electo para volver a gobernar la intendencia luego de haber sido depuesto en 1955 por la Revolución Libertadora que derrocó al Presidente Perón.
José Emilio Ramírez (con la flamante Unión Vecinal) fue segundo con una cosecha de 2688 sufragios y Mario Falivene, postulante por la Unión Cívica Radical, terminó tercero con 2041.
En esa época, Don Carlos Tapia (que se autodefinía como un peronista del 45) mantenía en sus manos la conducción del peronismo que había forjado desde finales de 1953 y que inclusive ejerció durante los duros tiempos de la resistencia, del voto en blanco y de los intentos de romper la proscripción con partidos neoperonistas. De hecho, Tapia ganó las elecciones para Concejales de 1965 con la boleta de la Unión Popular.
Tapia asumió el 25 de mayo de 1973 y gobernó la Municipalidad hasta el 20 de mayo de 1976, cuando fue destituido del cargo por un Coronel del Regimiento de San Nicolás. Don Carlos falleció en septiembre de 1985.
Vale la pena aportar un dato más: el Presidente de la Nación electo, Héctor J. Cámpora, vivía y votó en San Andrés de Giles, localidad que el 16 marzo del 73 lo agasajó con una gran fiesta popular.
La singular historia de Cámpora ha quedado sumergida en el olvido. El “Tío” renunció a la presidencia el 13 de julio de 1973. A pocos días del Golpe de Estado de 1976 salvó su vida de milagro y consiguió asilo en el edificio de la Embajada de México, donde permaneció alojado hasta noviembre de 1979. Ya gravemente enfermo, la Dictadura permitió que marchara al exilio y murió en México, el 19 de noviembre de 1980.