No es una nueva laguna ni una pileta pública: es la obra abandonada de la planta depuradora. El predio donde se tratan los residuos cloacales de la ciudad es otra de las postales del abandono, en este caso del gobierno nacional en conjunto con el local.
La obra de ampliación estaba en pleno desarrollo en 2023 y empleaba de manera directa a más de 50 trabajadores, que fueron despedidos. Se estaban construyendo nuevas piletas de tratamiento y toda la infraestructura necesaria para garantizar y ampliar el servicio cloacal en nuestra ciudad, pero llegó la motosierra.
Desde los primeros días del 2024, ese espacio es territorio abandonado. La planta sigue funcionando, pero con los elementos que ya estaban rodeados por las obras que quedaron a medio hacer. Hay una enorme pileta con agua estancada, construcciones a la mitad y hierros oxidados de todo tipo.
La planta depuradora de Areco es un ejemplo concreto de los efectos de la decisión del gobierno nacional de dar de baja la obra pública. Pero Milei no se quedó solo ahí: dispuso incluso el cierre del Ente Nacional de Obras Hídricas y Saneamiento, ENOHSA, que coordinaba este tipo de obras en todo el país.
Ante la decisión del gobierno nacional, la gestión local tampoco hizo nada. No hubo reclamos formales ni pedidos de reactivación de la obra, que tiene financiamiento internacional del Banco Interamericano de Desarrollo.
La planta depuradora actual está al límite de su capacidad y desde hace casi una década que se venía gestionando su ampliación para poder dar respuesta al crecimiento del pueblo y además ampliar el tendido de cloacas en la ciudad. La obra ahora frenada comenzó a gestionarse en 2017, durante el segundo mandato de Paco Durañona en la Intendencia. Logró una aprobación inicial y luego fue frenada por el macrismo tras el acuerdo con el FMI. La gestión de Alberto Fernández la reactivó y a principios de 2023 empezaron los trabajos concretos, que se extendieron hasta la llegada de Milei.