Este sábado y domingo se estrenó “El silencio que todo lo cubre”, la obra de Melisa Labat protagonizada por Malvina Ocampo e Iván Celli y dirigida por Fabiana Devereux. La puesta abrió en el Salón Guerrico a sala llena y con un importante despliegue técnico y actoral.

“El silencio…” encuentra a Masha (Ocampo) al cuidado de Kostia (Celli) en una casa en el bosque, alejada de la civilización. El libreto es casi un monólogo de Masha, que repasa la historia de Kostia, su propia vida y las decisiones que los llevaron hasta donde están: Kostia, postrado en una cama, casi sin posibilidad de comunicarse más allá de algún gruñido, y Masha cuidándolo y haciéndose pasar por él, escribiendo poemas que firma en su nombre y envía a revistas literarias.

El ambiente es claramente chejoviano: encierro, personas que no terminan de conectar entre sí y dudan acerca de su lugar en el mundo. No es casual: “El silencio…” está inspirado en “La Gaviota”, uno de los clásicos de Anton Chejov, y toma de ahí algunos de sus personajes para seguir explorando sus vivencias.

Ocampo se pone al hombre la puesta y lo hace con un enorme compromiso actoral. Los 45 minutos que dura aproximadamente la obra son casi en tu totalidad un monólogo que sabe llevar con habilidad. La soledad, la escritura, su destino como mujer en un rol invisibilizado, tanto como cuidadora pero también como escritora fantasma simulando que Kostia sigue gozando de salud, son los grandes pilares en los que se apoya la dramaturgia y a los que Ocampo les pone el cuerpo con soltura.

Vale la pena destacar también algunos aspectos técnicos de la puesta: el inteligente uso de dos espacios del Guerrico (el escenario como el interior de la vivienda, con Kostia postrado en una cama y Masha prácticamente “atada” al escritorio, rodeados ambos de papeles sueltos y gaviotas que los acosan, y el salón en sí mismo como el exterior donde Masha busca consuelo y privacidad), las luces, efectos de sonido y el humo para generar clima y la caracterización y vestuario que potencian la identidad de los personajes.

“El silencio..” es una apuesta al teatro más puro, a zambullirse en el mundo de Masha y Kostia y sentir con ellos la opresión, los sueños frustrados, la búsqueda vital. El equipo detrás de la puesta se potencia entre sí y logra brindar una experiencia teatral completa, que seguramente tendrá un interesante recorrido y acompañamiento del público.

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